1 Kui Ta k
2 Ja ühe s
3 Aga kui ta Jeesusest kuulis, läkitas ta juutide vanemad Tema juure ja palus Teda, et Ta tuleks ja teeks tema sulase terveks.
4 Kui need saabusid Jeesuse juure, palusid nad Teda üliväga ning ütlesid: „Ta on seda väärt, et Sa temale seda teed;
5 sest ta armastab meie rahvast ja tema on meile ehitanud kogudusekoja."
6 Jeesus läks nendega. Aga kui ta enam ei olnud majast kaugel, läkitas pealik oma s
7 Sellepärast ei ole mina ennast arvanud väärt tulema Sinu juure, vaid ütle aga s
8
9 Kui Jeesus seda kuulis imetles Ta teda ja pöördudes rahva poole, kes järel käis, ütles Ta: „Ma ütlen teile, ei ole ma Iisraelistki leidnud nii suurt usku!"
10 Ja kui need, kes olid läkitatud, jälle koju said, leidsid nad sulase terve olevat.
11 Järgmisel päeval läks Ta linna, mida hüütakse Nainiks, ja Temaga ühes läksid Tema jüngrid ja palju rahvast.
12 Kui Ta linna värava ligi j
13 Ja kui Issand teda nägi, oli tal väga hale meel temast ja ütles talle: „Ära nuta!"
14 Ja ta astus ligi ja puudutas puusärki; aga kandjad jäid seisma. Ja Ta ütles: „Noormees, ma ütlen sulle, t
15 Ja surnu t
16 Aga neid k
17 Ja see jutt Temast levis kogu Juudamaale ja k
18 Ja seda k
19 ja läkitas nad Issanda juure küsima: „Kas oled Sina See, Kes tuleb, v
20 Aga kui mehed Tema juure j
21 Ent samal tunnil Ta tegi paljud terveks t
22 Ja Ta vastas ning ütles neile: „Minge ja kuulutage Johannesele, mida te olete näinud ja kuulnud: pimedad näevad jälle, jalutumad käivad, pidalit
23 ja
24 Aga kui Johannese käskjalad olid ära läinud, hakkas Ta rahvale rääkima Johannesest: „Mida te olete läinud välja k
25 V
26 V
27 Tema on see, kellest on kirjutatud: Vaata, Mina läkitan Sinu palge eele Oma Ingli, kes Sulle tee valmistab Sinu ees!
28 Mina ütlen teile, ei ole kedagi suuremat naisest sündinute seas kui Johannes, aga väikseim Jumala Riigis on suurem temast!"
29 Ja k
30 Variserid ja käsutundjad aga tegid tühjaks Jumala tahte eneste kohta ega lasknud teda endid ristida.
31 „Kellega Ma siis v
32 Nad on laste sarnased, kes turul istuvad ja üksteisele hüüavad n
33 Sest Ristija Johannes on tulnud, ja ta ei söönud leiba ega joonud viina; ja te ütlete: Temal on kuri vaim!
34 Inimese Poeg on tulnud, ja ta sööb ja joob, ja te ütlete: Vaata, see inimene on söödik ja viinajoodik, tölnerite ja patuste s
35 Ometi m
36 Aga keegi variseridest palus Teda enesega leiba v
37 Ja vaata, selles linnas oli naine, kes oli patune. Kui see teada sai, et Ta istub lauas variseri kojas, t
38 ja astus nuttes Tema taha ta jalgade juure ja hakkas Tema jalgu kastma silmaveega ja kuivatas neid oma juustega, ja suudles Tema jalgu ning v
39 Aga kui variser, kes Teda oli kutsunud, seda nägi, m
40
41 „Ūhel rahalaenajal oli kaks v
42 Aga kui neil ei olnud maksta, kinkis ta m
43 Siimon vastas ning ütles: „Ma arvan see, kellele ta rohkem kinkis." Tema ütles temale: „Sa otsustasid
44 Ja pöördudes naise poole, ütles Ta Siimonale: „Kas sa näed seda naist? Ma tulin sinu majasse, sa ei annud vett Mu jalgade tarvis, tema aga on pisaratega Mu jalgu kastnud ja oma juustega kuivatanud.
45 Sa ei annud Mulle suud; tema aga ei ole sellest ajast, kui ta sisse tuli, lakanud Minu jalgadele suud andmast.
46 Sa ei v
47 Sellepärast, ütlen Ma sulle, on tema rohked patud andeks antud, sest ta on palju armastanud. Aga kellele pisut andeks antakse, see armastab pisut!"
48 Ja Ta ütles naisele: „Sinu patud on sulle andeks antud!"
49 Siis need, kes Temaga lauas istusid, hakkasid iseeneses m
50 Aga Tema ütles naisele: „Sinu usk on sind aidanud; mine rahuga!"
1 Y COMO acabó todas sus palabras oyéndole el pueblo, entró en Capernaum.
2 Y el siervo de un centurión, al cual tenía él en estima, estaba enfermo y á punto de morir.
3 Y como oyó hablar de Jesús, envió á él los ancianos de los Judíos, rogándole que viniese y librase á su siervo.
4 Y viniendo ellos á Jesús, rogáronle con diligencia, diciéndole: Porque es digno de concederle esto;
5 Que ama nuestra nación, y él nos edificó una sinagoga.
6 Y Jesús fué con ellos. Mas como ya no estuviesen lejos de su casa, envió el centurión amigos á él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno que entres debajo de mi tejado;
7 Por lo cual ni aun me tuve por digno de venir á ti; mas di la palabra, y mi siervo será sano.
8 Porque también yo soy hombre puesto en potestad, que tengo debajo de mí soldados; y digo á éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y á mi siervo: Haz esto, y lo hace.
9 Lo cual oyendo Jesús, se maravilló de él, y vuelto, dijo á las gentes que le seguían: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
10 Y vueltos á casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo.
11 Y aconteció después, que él iba á la ciudad que se llama Naín, é iban con él muchos de sus discípulos, y gran compañía.
12 Y como llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban fuera á un difunto, unigénito de su madre, la cual también era viuda: y había con ella grande compañía de la ciudad.
13 Y como el Señor la vió, compadecióse de ella, y le dice: No llores.
14 Y acercándose, tocó el féretro: y los que lo llevaban, pararon. Y dice: Mancebo, á ti digo, levántate.
15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó á hablar. Y dióle á su madre.
16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban á Dios, diciendo: Que un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y que Dios ha visitado á su pueblo.
17 Y salió esta fama de él por toda Judea, y por toda la tierra de alrededor.
18 Y sus discípulos dieron á Juan las nuevas de todas estas cosas: y llamó Juan á dos de sus discípulos,
19 Y envió á Jesús, diciendo: ¿Eres tú aquél que había de venir, ó esperaremos á otro?
20 Y como los hombres vinieron á él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado á ti, diciendo: ¿Eres tú aquél que había de venir, ó esperaremos á otro?
21 Y en la misma hora sanó á muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos; y á muchos ciegos dió la vista.
22 Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, dad las nuevas á Juan de lo que habéis visto y oído: que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, á los pobres es anunciado el evangelio:
23 Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí.
24 Y como se fueron los mensajeros de Juan, comenzó á hablar de Juan á las gentes: ¿Qué salisteis á ver al desierto? ¿una caña que es agitada por el viento?
25 Mas ¿qué salisteis á ver? ¿un hombre cubierto de vestidos delicados? He aquí, los que están en vestido precioso, y viven en delicias, en los palacios de los reyes están.
26 Mas ¿qué salisteis á ver? ¿un profeta? También os digo, y aun más que profeta.
27 Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, El cual aparejará tu camino delante de ti.
28 Porque os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista: mas el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.
29 Y todo el pueblo oyéndole, y los publicanos, justificaron á Dios, bautizándose con el bautismo de Juan.
30 Mas los Fariseos y los sabios de la ley, desecharon el consejo de Dios contra sí mismos, no siendo bautizados de él.
31 Y dice el Señor: ¿A quién, pues, compararé los hombres de esta generación, y á qué son semejantes?
32 Semejantes son á los muchachos sentados en la plaza, y que dan voces los unos á los otros, y dicen: Os tañimos con flautas, y no bailasteis: os endechamos, y no llorasteis.
33 Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan, ni bebía vino, y decís: Demonio tiene.
34 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores.
35 Mas la sabiduría es justificada de todos sus hijos.
36 Y le rogó uno de los Fariseos, que comiese con él. Y entrado en casa del Fariseo, sentóse á la mesa.
37 Y he aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad, como entendió que estaba á la mesa en casa de aquel Fariseo, trajo un alabastro de ungüento,
38 Y estando detrás á sus pies, comenzó llorando á regar con lágrimas sus pies, y los limpiaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus pies, y los ungía con el ungüento.
39 Y como vió esto el Fariseo que le había convidado, habló entre sí, diciendo: Este, si fuera profeta, conocería quién y cuál es la mujer que le toca, que es pecadora.
40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él dice: Di, Maestro.
41 Un acredor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;
42 Y no teniendo ellos de qué pagar, perdonó á ambos. Di, pues, ¿cuál de éstos le amará más?
43 Y respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquél al cual perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.
44 Y vuelto á la mujer, dijo á Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha limpiado con los cabellos.
45 No me diste beso, mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.
46 No ungiste mi cabeza con óleo; mas ésta ha ungido con ungüento mis pies.
47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados son perdonados, porque amó mucho; mas al que se perdona poco, poco ama.
48 Y á ella dijo: Los pecados te son perdonados.
49 Y los que estaban juntamente sentados á la mesa, comenzaron á decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados?
50 Y dijo á la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.