2 (H3:32)Olen nähnyt hyväksi kertoa ne ennusmerkit ja ihmeet, jotka korkein Jumala on minulle näyttänyt.

3 (H3:33) -- Kuinka ihmeelliset ovatkaan hänen merkkinsä, kuinka suuret hänen tekonsa! Hänen valtakuntansa on ikuinen valtakunta, hänen kuninkuutensa pysyy polvesta polveen.

5 (H4:2)Sitten minä näin unen, ja se kauhistutti minua. Näyt, jotka vuoteellani sain, pelästyttivät minut,

6 (H4:3)ja minä käskin tuoda eteeni kaikki Babylonian viisaat, jotta he ilmoittaisivat minulle unen selityksen.

7 (H4:4)Silloin tulivat enteidenselittäjät, loitsupapit, kaldealaiset viisaat ja manaajat, ja minä kerroin heille unen, mutta he eivät osanneet selittää sitä minulle.

9 (H4:6)'Beltesassar, sinä ylin enteidenselittäjä! Minä tiedän, että sinussa asuu pyhien jumalien henki ja ettei mikään salaisuus ole sinulle selittämätön. Kuule uni, jonka olen nähnyt, ja selitä se.

10 (H4:7)Tällaisen näyn minä vuoteellani näin: -- Oli puu keskellä maata, ja se oli ylen korkea.

11 (H4:8)Se puu kasvoi ja vahvistui, sen latva ulottui taivaaseen asti ja se näkyi kaikkialle maailmaan.

12 (H4:9)Sen lehvistö oli kaunis ja sen hedelmät runsaat, ja siitä riitti ravintoa kaikille. Sen alta hakivat suojaa maan eläimet, sen lehvistössä asustivat taivaan linnut, ja kaikki elävät olennot löysivät siitä ravintonsa.

14 (H4:11)ja huusi kovalla äänellä: -- Hakatkaa poikki se puu ja katkaiskaa sen oksat, riipikää irti sen lehvät ja hajottakaa ympäriinsä sen hedelmät! Paetkoot eläimet sen alta ja linnut sen oksilta!

15 (H4:12)Mutta sen kanto jättäkää maahan, rauta- ja pronssikahleissa jättäkää se ruohikkoon. Yökasteesta se kastukoon, ja yhdessä eläinten kanssa se saakoon elantonsa maan ruohosta.

16 (H4:13)Sen sydän lakatkoon olemasta ihmisen sydän, saakoon se sijaan eläimen sydämen, ja sellaisena se olkoon seitsemän vuotta.

17 (H4:14)Valvojaenkelit ovat tämän asian päättäneet, pyhät enkelit tästä sanansa sanoneet, jotta elävät tulisivat tietämään, että Korkein hallitsee ihmisten valtakuntia ja että hän antaa kuninkuuden kenelle tahtoo ja voi nostaa valtaan alhaisimmankin ihmisistä.

20 (H4:17)Puu, jonka näit, joka kasvoi ja vahvistui, niin että sen latva ulottui taivaaseen, puu, joka näkyi kaikkialle maailmaan

21 (H4:18)ja jonka lehvistö oli kaunis ja hedelmät runsaat ja jossa oli ravintoa kaikille, jonka alla asustivat maan eläimet ja jonka oksilla majailivat taivaan linnut,

22 (H4:19)se puu olet sinä, kuningas! Sinä olet kasvanut ja vahvistunut, sinun mahtisi on kohonnut taivaaseen asti, ja sinun valtasi on saavuttanut maan ääret.

23 (H4:20)Sinä näit pyhän valvojaenkelin laskeutuvan taivaasta ja sanovan: 'Hakatkaa poikki se puu ja hävittäkää se, mutta jättäkää sen kanto maahan, rauta- ja pronssikahleissa ruohikkoon, ja kastukoon se yökasteesta ja saakoon elantonsa yhdessä eläinten kanssa, kunnes seitsemän vuotta on kulunut.'

25 (H4:22)Sinut ajetaan pois ihmisten joukosta, ja olet asuva villieläinten parissa. Härkien tavoin olet saava ruohoa ruoaksesi, ja yökaste on sinut kasteleva. Seitsemän vuotta vierii sinun ylitsesi, kunnes opit tietämään, että Korkein on hallitsija ihmisten valtakunnassa ja että hän antaa sen kuninkuuden kenelle tahtoo.

26 (H4:23)Sen puun kanto käskettiin jättää jäljelle, ja tämä tarkoittaa, että saat takaisin valtakuntasi, kun olet oppinut tietämään, että todellinen valta on Taivaan.

28 (H4:25)Kaikki tämä tuli kuningas Nebukadnessarin osaksi.

29 (H4:26)Kun kuningas kahdentoista kuukauden kuluttua oli kävelemässä kuninkaallisen palatsinsa kattotasanteella Babylonissa,

33 (H4:30)Se sana kävi heti toteen: Nebukadnessar ajettiin pois ihmisten joukosta, ja hän söi ruohoa kuin härät ja hänen ruumiinsa kastui yökasteesta. Hänen partansa ja hiuksensa kasvoivat tuuheiksi ja pitkiksi kuin kotkan sulat ja hänen kyntensä pitkiksi kuin lintujen kynnet.

1 NABUCODONOSOR rey, á todos los pueblos, naciones, y lenguas, que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada:

2 Las señales y milagros que el alto Dios ha hecho conmigo, conviene que yo las publique.

3 Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su señorío hasta generación y generación.

4 Yo Nabucodonosor estaba quieto en mi casa, y floreciente en mi palacio.

5 Vi un sueño que me espantó, y las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron en mi cama.

6 Por lo cual yo puse mandamiento para hacer venir delante de mí todos los sabios de Babilonia, que me mostrasen la declaración del sueño.

7 Y vinieron magos, astrólogos, Caldeos, y adivinos: y dije el sueño delante de ellos, mas nunca me mostraron su declaración;

8 Hasta tanto que entró delante de mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en el cual hay espíritu de los dioses santos, y dije el sueño delante de él, diciendo:

9 Beltsasar, príncipe de los magos, ya que he entendido que hay en ti espíritu de los dioses santos, y que ningún misterio se te esconde, exprésame las visiones de mi sueño que he visto, y su declaración.

10 Aquestas las visiones de mi cabeza en mi cama: Parecíame que veía un árbol en medio de la tierra, cuya altura era grande.

11 Crecía este árbol, y hacíase fuerte, y su altura llegaba hasta el cielo, y su vista hasta el cabo de toda la tierra.

12 Su copa era hermosa, y su fruto en abundancia, y para todos había en él mantenimiento. Debajo de él se ponían á la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y manteníase de él toda carne.

13 Veía en las visiones de mi cabeza en mi cama, y he aquí que un vigilante y santo descendía del cielo.

14 Y clamaba fuertemente y decía así: Cortad el árbol, y desmochad sus ramas, derribad su copa, y derramad su fruto: váyanse las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas.

15 Mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de metal entre la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y su parte con las bestias en la hierba de la tierra.

16 Su corazón sea mudado de corazón de hombre, y séale dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos.

17 La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la demanda: para que conozcan los vivientes que el Altísimo se enseñorea del reino de los hombres, y que á quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres.

18 Yo el rey Nabucodonosor he visto este sueño. Tú pues, Beltsasar, dirás la declaración de él, porque todos los sabios de mi reino nunca pudieron mostrarme su interpretación: mas tú puedes, porque hay en ti espíritu de los dioses santos.

19 Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, estuvo callando casi una hora, y sus pensamientos lo espantaban: El rey habló, y dijo: Beltsasar, el sueño ni su declaración no te espante. Respondió Beltsasar, y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su declaración para los que mal te quieren.

20 El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y que su altura llegaba hasta el cielo, y su vista por toda la tierra;

21 Y cuya copa era hermosa, y su fruto en abundancia, y que para todos había mantenimiento en él; debajo del cual moraban las bestias del campo, y en sus ramas habitaban las aves del cielo,

22 Tú mismo eres, oh rey, que creciste, y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza, y ha llegado hasta el cielo, y tu señorío hasta el cabo de la tierra.

23 Y cuanto á lo que vió el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo, y decía: Cortad el árbol y destruidlo: mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de metal en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y su parte sea con las bestias del campo, hasta que pasen sobre él siete tiempos:

24 Esta es la declaración, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre el rey mi señor:

25 Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como á los bueyes, y con rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que entiendas que el Altísimo se enseñorea en el reino de los hombres, y que á quien él quisiere lo dará.

26 Y lo que dijeron, que dejasen en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino se te quedará firme, luego que entiendas que el señorío es en los cielos.

27 Por tanto, oh rey, aprueba mi consejo, y redime tus pecados con justicia, y tus iniquidades con misericordias para con los pobres; que tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.

28 Todo aquesto vino sobre el rey Nabucodonosor.

29 A cabo de doce meses, andándose paseando sobre el palacio del reino de Babilonia,

30 Habló el rey, y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia, que yo edifiqué para casa del reino, con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi grandeza?

31 Aun estaba la palabra en la boca del rey, cuando cae una voz del cielo: A ti dicen, rey Nabucodonosor; el reino es traspasado de ti:

32 Y de entre los hombres te echan, y con las bestias del campo será tu morada, y como á los bueyes te apacentarán: y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo se enseñorea en el reino de los hombres, y á quien él quisiere lo da.

33 En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fué echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se bañaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como de águila, y sus uñas como de aves.

34 Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi sentido me fué vuelto; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre; porque su señorío es sempiterno, y su reino por todas las edades.

35 Y todos los moradores de la tierra por nada son contados: y en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, hace según su voluntad: ni hay quien estorbe su mano, y le diga: ¿Qué haces?

36 En el mismo tiempo mi sentido me fué vuelto, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron á mí, y mis gobernadores y mis grandes me buscaron; y fuí restituído á mi reino, y mayor grandeza me fué añadida.

37 Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdad, y sus caminos juicio; y humillar puede á los que andan con soberbia.