2 Mutta ylimmäinen pappi Ananias käski lähellä seisovia lyömään häntä vasten suuta.

7 Tuskin hän oli tämän sanonut, niin nousi riita fariseusten ja saddukeusten kesken, ja kokous jakautui.

8 Sillä saddukeukset sanovat, ettei ylösnousemusta ole, ei enkeliä eikä henkeä, mutta fariseukset tunnustavat kumpaisetkin.

10 Ja kun riita yhä kiihtyi, pelkäsi päällikkö, että he repisivät Paavalin kappaleiksi, ja käski sotaväen tulla alas ja temmata hänet heidän keskeltään ja viedä hänet kasarmiin.

12 Mutta päivän tultua juutalaiset tekivät salaliiton ja vannoivat valan, etteivät söisi eivätkä joisi, ennenkuin olivat tappaneet Paavalin.

13 Ja niitä oli viidettäkymmentä miestä, jotka yhtyivät tähän valaan.

16 Mutta Paavalin sisarenpoika, joka oli saanut kuulla väijytyksestä, saapui kasarmille, meni sisälle ja ilmoitti sen Paavalille.

25 Ja hän kirjoitti kirjeen, joka kuului näin:

27 Tämän miehen ottivat juutalaiset kiinni ja olivat vähällä hänet tappaa; silloin minä tulin saapuville sotaväen kanssa ja pelastin hänet, saatuani tietää, että hän on Rooman kansalainen.

28 Ja koska tahdoin tietää, mistä asiasta he häntä syyttivät, vein hänet heidän neuvostoonsa

29 ja havaitsin, että häntä syytettiin heidän lakiaan koskevista riitakysymyksistä, mutta ettei ollut kannetta mistään, mikä ansaitsisi kuoleman tai kahleet.

31 Niin sotamiehet, saamansa käskyn mukaan, ottivat Paavalin ja veivät hänet yötä myöten Antipatrikseen.

32 Seuraavana päivänä he antoivat ratsumiesten jatkaa hänen kanssaan matkaa, mutta itse he palasivat kasarmiin.

33 Kun ratsumiehet tulivat Kesareaan, antoivat he kirjeen maaherralle ja veivät myös Paavalin hänen eteensä.

34 Luettuaan kirjeen hän kysyi, mistä maakunnasta Paavali oli; ja saatuaan tietää, että hän oli Kilikiasta,

1 ENTONCES Pablo, poniendo los ojos en el concilio, dice: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he conversado delante de Dios hasta el día de hoy.

2 El príncipe de los sacerdotes, Ananías, mandó entonces á los que estaban delante de él, que le hiriesen en la boca.

3 Entonces Pablo le dijo: Herirte ha Dios, pared blanqueada: ¿y estás tú sentado para juzgarme conforme á la ley, y contra la ley me mandas herir?

4 Y los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios maldices?

5 Y Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: Al príncipe de tu pueblo no maldecirás.

6 Entonces Pablo, sabiendo que la una parte era de Saduceos, y la otra de Fariseos, clamó en el concilio: Varones hermanos, yo soy Fariseo, hijo de Fariseo: de la esperanza y de la resurrección de los muertos soy yo juzgado.

7 Y como hubo dicho esto, fué hecha disensión entre los Fariseos y los Saduceos; y la multitud fué dividida.

8 Porque los Saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; mas los Fariseos confiesan ambas cosas.

9 Y levantóse un gran clamor: y levantándose los escribas de la parte de los Fariseos, contendían diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si espíritu le ha hablado, ó ángel, no resistamos á Dios.

10 Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuese despedazado de ellos, mandó venir soldados, y arrebatarle de en medio de ellos, y llevarle á la fortaleza.

11 Y la noche siguiente, presentándosele el Señor, le dijo: Confía, Pablo; que como has testificado de mí en Jerusalem, así es menester testifiques también en Roma.

12 Y venido el día, algunos de los Judíos se juntaron, é hicieron voto bajo de maldición, diciendo que ni comerían ni beberían hasta que hubiesen muerto á Pablo.

13 Y eran más de cuarenta los que habían hecho esta conjuración;

14 Los cuales se fueron á los príncipes de los sacerdotes y á los ancianos, y dijeron: Nosotros hemos hecho voto debajo de maldición, que no hemos de gustar nada hasta que hayamos muerto á Pablo.

15 Ahora pues, vosotros, con el concilio, requerid al tribuno que le saque mañana á vosotros como que queréis entender de él alguna cosa más cierta; y nosotros, antes que él llegue, estaremos aparejados para matarle.

16 Entonces un hijo de la hermana de Pablo, oyendo las asechanzas, fué, y entró en la fortaleza, y dió aviso á Pablo.

17 Y Pablo, llamando á uno de los centuriones, dice: Lleva á este mancebo al tribuno, porque tiene cierto aviso que darle.

18 El entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo, llamándome, me rogó que trajese á ti este mancebo, que tiene algo que hablarte.

19 Y el tribuno, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme?

20 Y él dijo: Los Judíos han concertado rogarte que mañana saques á Pablo al concilio, como que han de inquirir de él alguna cosa más cierta.

21 Mas tú no los creas; porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales han hecho voto debajo de maldición, de no comer ni beber hasta que le hayan muerto; y ahora están apercibidos esperando tu promesa.

22 Entonces el tribuno despidió al mancebo, mandándole que á nadie dijese que le había dado aviso de esto.

23 Y llamados dos centuriones, mandó que apercibiesen para la hora tercia de la noche doscientos soldados, que fuesen hasta Cesarea, y setenta de á caballo, y doscientos lanceros;

24 Y que aparejasen cabalgaduras en que poniendo á Pablo, le llevasen en salvo á Félix el Presidente.

25 Y escribió una carta en estos términos:

26 Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: Salud.

27 A este hombre, aprehendido de los Judíos, y que iban ellos á matar, libré yo acudiendo con la tropa, habiendo entendido que era Romano.

28 Y queriendo saber la causa por qué le acusaban, le llevé al concilio de ellos:

29 Y hallé que le acusaban de cuestiones de la ley de ellos, y que ningún crimen tenía digno de muerte ó de prisión.

30 Mas siéndome dado aviso de asechanzas que le habían aparejado los Judíos, luego al punto le he enviado á ti, intimando también á los acusadores que traten delante de ti lo que tienen contra él. Pásalo bien.

31 Y los soldados, tomando á Pablo como les era mandado, lleváronle de noche á Antipatris.

32 Y al día siguiente, dejando á los de á caballo que fuesen con él, se volvieron á la fortaleza.

33 y como llegaron á Cesarea, y dieron la carta al gobernador, presentaron también á Pablo delante de él.

34 Y el gobernador, leída la carta, preguntó de qué provincia era; y entendiendo que de Cilicia,

35 Te oiré, dijo, cuando vinieren tus acusadores. Y mandó que le guardasen en el pretorio de Herodes.