1 Fariseusten joukossa oli Nikodemos-niminen mies, juutalaisten neuvoston jäsen.

6 Mikä on syntynyt lihasta, on lihaa, mikä on syntynyt Hengestä, on henkeä.

7 Älä kummeksu sitä, että sanoin sinulle: 'Teidän täytyy syntyä uudesti.'

12 Jos te ette usko, kun puhun teille tämän maailman asioista, kuinka voisitte uskoa, kun puhun taivaallisista!

13 Kukaan ei ole noussut taivaaseen, paitsi hän, joka on taivaasta tänne tullut: Ihmisen Poika.

15 jotta jokainen, joka uskoo häneen, saisi iankaikkisen elämän.

16 Jumala on rakastanut maailmaa niin paljon, että antoi ainoan Poikansa, jottei yksikään, joka häneen uskoo, joutuisi kadotukseen, vaan saisi iankaikkisen elämän.

18 Sitä, joka uskoo häneen, ei tuomita, mutta se, joka ei usko, on jo tuomittu, koska hän ei uskonut Jumalan ainoaan Poikaan.

19 Ja tuomio on tämä: valo on tullut maailmaan, mutta pahojen tekojensa tähden ihmiset ovat valinneet sen asemesta pimeyden.

20 Se, joka tekee pahaa, kaihtaa valoa; hän ei tule valoon, etteivät hänen tekonsa paljastuisi.

22 Tämän jälkeen Jeesus lähti opetuslapsineen Juudeaan. Hän viipyi siellä heidän kanssaan jonkin aikaa ja kastoi ihmisiä.

23 Myös Johannes kastoi edelleen; hän oli Ainonissa, Salimin lähellä, missä oli runsaasti vettä, ja ihmisiä tuli sinne kastettaviksi.

24 Johannes ei näet vielä ollut joutunut vankilaan.

25 Kerran Johanneksen opetuslapset kiistelivät erään juutalaisen kanssa puhdistautumisesta.

28 Te voitte itse todistaa, että minä sanoin: 'En minä ole Messias. Minut on lähetetty kulkemaan hänen edellään.'

29 Sulhanen on se, jolla on morsian. Mutta sulhasen ystävä seisoo hänen vieressään ja kuuntelee, mitä hän puhuu, ja iloitsee suuresti sulhasta kuunnellessaan. Niin iloitsen minäkin, ja iloni on nyt täydellinen.

31 Hän, joka tulee ylhäältä, on kaikkien yläpuolella. Joka on maasta, on maan tomua ja puhuu tämän maailman asioista. Hän, joka tulee taivaasta,

32 todistaa siitä, mitä on nähnyt ja kuullut, mutta kukaan ei ota vastaan hänen todistustaan.

33 Joka ottaa hänen todistuksensa vastaan, tunnustaa, että Jumala puhuu totta,

34 sillä hän, jonka Jumala on lähettänyt, puhuu julki Jumalan sanat. Ei Jumala anna Henkeään määrämitalla.

35 Isä rakastaa Poikaa ja on antanut kaiken hänen valtaansa.

36 Sillä, joka uskoo Poikaan, on ikuinen elämä, mutta joka ei tottele Poikaa, se ei pääse näkemään elämää, vaan Jumalan viha pysyy hänen yllään.

1 Y HABIA un hombre de los Fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los Judíos.

2 Este vino á Jesús de noche, y díjole: Rabbí, sabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no fuere Dios con él.

3 Respondió Jesús, y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios.

4 Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer?

5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez.

8 El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni á dónde vaya: así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

9 Respondió Nicodemo, y díjole: ¿Cómo puede esto hacerse?

10 Respondió Jesús, y díjole: ¿Tú eres el maestro de Israel, y no sabes esto?

11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.

12 Si os he dicho cosas terrenas, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?

13 Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo.

14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado;

15 Para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna.

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

17 Porque no envió Dios á su Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por él.

18 El que en él cree, no es condenado; mas el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

19 Y esta es la condenación: porque la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz; porque sus obras eran malas.

20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene á la luz, porque sus obras no sean redargüidas.

21 Mas el que obra verdad, viene á la luz, para que sus obras sean manifestadas que son hechas en Dios.

22 Pasado esto, vino Jesús con sus discípulos á la tierra de Judea; y estaba allí con ellos, y bautizaba.

23 Y bautizaba también Juan en Enón junto á Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados.

24 Porque Juan, no había sido aún puesto en la carcel.

25 Y hubo cuestión entre los discípulos de Juan y los Judíos acerca de la purificación.

26 Y vinieron á Juan, y dijéronle: Rabbí, el que estaba contigo de la otra parte del Jordán, del cual tú diste testimonio, he aquí bautiza, y todos vienen á él.

27 Respondió Juan, y dijo: No puede el hombre recibir algo, si no le fuere dado del cielo.

28 Vosotros mismos me sois testigos que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.

29 El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está en pie y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo es cumplido.

30 A él conviene crecer, mas á mí menguar.

31 El que de arriba viene, sobre todos es: el que es de la tierra, terreno es, y cosas terrenas habla: el que viene del cielo, sobre todos es.

32 Y lo que vió y oyó, esto testifica: y nadie recibe su testimonio.

33 El que recibe su testimonio, éste signó que Dios es verdadero.

34 Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla: porque no da Dios el Espíritu por medida.

35 El Padre ama al Hijo, y todas las cosas dió en su mano.

36 El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.