1 Jeesus kulki kerran sapattina viljapellon laitaa, ja hänen opetuslapsensa katkoivat tähkäpäitä, hiersivät niitä käsissään ja söivät.

6 Eräänä toisena sapattina Jeesus meni synagogaan ja opetti. Siellä oli mies, jonka oikea käsi oli surkastunut.

7 Lainopettajat ja fariseukset pitivät silmällä, parantaisiko Jeesus sapattina, sillä he etsivät tilaisuutta nostaakseen syytteen häntä vastaan.

11 Tämä sai lainopettajat ja fariseukset mielettömän raivon valtaan, ja he rupesivat suunnittelemaan, mitä tekisivät Jeesukselle.

12 Samoihin aikoihin Jeesus meni vuorelle rukoilemaan ja vietti siellä koko yön rukoillen Jumalaa.

13 Päivän koittaessa hän kutsui luokseen opetuslapsensa ja valitsi heistä kaksitoista, jotka nimesi apostoleiksi.

14 Nämä olivat Simon, jolle hän antoi myös nimen Pietari, tämän veli Andreas, Jaakob ja Johannes, Filippus, Bartolomeus,

15 Matteus, Tuomas ja Jaakob Alfeuksen poika, Simon, jota kutsuttiin Kiivailijaksi,

16 Juudas Jaakobin poika ja Juudas Iskariot, josta tuli kavaltaja.

17 Jeesus laskeutui vuorelta yhdessä heidän kanssaan ja pysähtyi tasaiselle paikalle. Siellä oli suuri joukko hänen opetuslapsiaan ja paljon kansaa kaikkialta Juudeasta, Jerusalemista ja rannikolta Tyroksen ja Sidonin seudulta.

18 Kaikki he olivat tulleet kuulemaan Jeesusta ja hakemaan parannusta tauteihinsa. Myös saastaisten henkien vaivaamat tulivat terveiksi.

19 Jokainen yritti väentungoksessa päästä koskettamaan häntä, sillä hänestä lähti voimaa, joka paransi kaikki.

21 Autuaita te, jotka nyt olette nälissänne: teidät ravitaan. Autuaita te, jotka nyt itkette: te saatte nauraa.

23 Iloitkaa silloin, hyppikää riemusta, sillä palkka, jonka te taivaassa saatte, on suuri. Samoinhan tekivät heidän isänsä profeetoille.

24 -- Mutta te rikkaat -- voi teitä! Te olette jo onnenne saaneet.

25 Voi teitä, jotka nyt olette kylläiset! Te näette vielä nälkää. Voi teitä, jotka nyt nauratte! Te saatte surra ja itkeä.

28 Siunatkaa niitä, jotka teitä kiroavat, rukoilkaa niiden puolesta, jotka parjaavat teitä.

29 Jos joku lyö sinua poskelle, tarjoa toinenkin poski. Jos joku vie sinulta viitan, anna hänen ottaa paitasikin.

30 Anna jokaiselle, joka sinulta pyytää, äläkä vaadi takaisin siltä, joka sinulta jotakin vie.

32 Jos te rakastatte niitä, jotka rakastavat teitä, mitä kiitettävää siinä on? Syntisetkin rakastavat niitä, joilta itse saavat rakkautta.

33 Jos te teette hyvää niille, jotka tekevät hyvää teille, mitä kiitettävää siinä on? Syntisetkin tekevät niin.

34 Ja jos te lainaatte niille, joiden uskotte maksavan takaisin, mitä kiitettävää siinä on? Syntisetkin lainaavat toisilleen, kun tietävät saavansa takaisin saman verran.

35 Ei, rakastakaa vihamiehiänne, tehkää hyvää ja lainatkaa, vaikka ette uskoisikaan saavanne takaisin. Silloin teidän palkkanne on suuri ja te olette Korkeimman lapsia, sillä hän on hyvä kiittämättömille ja pahoille.

40 Ei oppilas ole opettajaansa etevämpi, mutta kyllin oppia saatuaan jokainen on opettajansa veroinen.

42 Kuinka voit sanoa veljellesi: 'Annapa, veli, kun otan roskan silmästäsi'? Ethän sinä näe edes hirttä omassa silmässäsi. Sinä tekopyhä! Ota ensin hirsi omasta silmästäsi, vasta sitten näet ottaa roskan veljesi silmästä.

44 Hedelmästään jokainen puu tunnetaan. Eihän orjantappuroista koota viikunoita eikä piikkipensaasta poimita rypäleitä.

45 Hyvä ihminen tuo sydämensä hyvyyden varastosta esiin hyvää, paha ihminen tuo pahuutensa varastosta esiin pahaa. Mitä sydän on täynnä, sitä suu puhuu.

47 Minä kerron teille, millainen on se, joka tulee minun luokseni, kuulee minun sanani ja tekee niiden mukaan.

48 Hän on kuin mies, joka taloa rakentaessaan kaivoi syvään ja laski perustuksen kalliolle. Kun sitten vedet tulvivat ja syöksyivät taloa vasten, ne eivät saaneet sitä horjumaan, koska se oli hyvin rakennettu.

1 Y ACONTECIO que pasando él por los sembrados en un sábado segundo del primero, sus discípulos arrancaban espigas, y comían, restregándolas con las manos.

2 Y algunos de los Fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los sábados?

3 Y respondiendo Jesús les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, qué hizo David cuando tuvo hambre, él, y los que con él estaban;

4 Cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, y comió, y dió también á los que estaban con él, los cuales no era lícito comer, sino á solos los sacerdotes?

5 Y les decía. El Hijo del hombre es Señor aun del sábado.

6 Y aconteció también en otro sábado, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía la mano derecha seca.

7 Y le acechaban los escribas y los Fariseos, si sanaría en sábado, por hallar de qué le acusasen.

8 Mas él sabía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él levantándose, se puso en pie.

9 Entonces Jesús les dice: Os preguntaré un cosa: ¿Es lícito en sábados hacer bien, ó hacer mal? ¿salvar la vida, ó quitarla?

10 Y mirándolos á todos alrededor, dice al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fué restaurada.

11 Y ellos se llenaron de rabia; y hablaban los unos á los otros qué harían á Jesús.

12 Y aconteció en aquellos días, que fué al monte á orar, y pasó la noche orando á Dios.

13 Y como fué de día, llamó á sus discípulos, y escogió doce de ellos, á los cuales también llamó apóstoles:

14 A Simón, al cual también llamó Pedro, y á Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé,

15 Mateo y Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, y Simón el que se llama Celador,

16 Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que también fué el traidor.

17 Y descendió con ellos, y se paró en un lugar llano, y la compañía de sus discípulos, y una grande multitud de pueblo de toda Judea y de Jerusalem, y de la costa de Tiro y de Sidón, que habían venido á oirle, y para ser sanados de sus enfermedades;

18 Y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos: y estaban curados.

19 Y toda la gente procuraba tocarle; porque salía de él virtud, y sanaba á todos.

20 Y alzando él los ojos á sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres; porque vuestro es el reino de Dios.

21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre; porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.

22 Bienaventurados seréis, cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de sí, y os denostaren, y desecharen vuestro nombre como malo, por el Hijo del hombre.

23 Gozaos en aquel día, y alegraos; porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres á los profetas.

24 Mas ­ay de vosotros, ricos! porque tenéis vuestro consuelo.

25 Ay de vosotros, los que estáis hartos! porque tendréis hambre. ­Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis.

26 Ay de vosotros, cuando todos los hombres dijeren bien de vosotros! porque así hacían sus padres á los falsos profetas.

27 Mas á vosotros los que oís, digo: Amad á vuestros enemigos, haced bien á los que os aborrecen;

28 Bendecid á los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.

29 Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra; y al que te quitare la capa, ni aun el sayo le defiendas.

30 Y á cualquiera que te pidiere, da; y al que tomare lo que es tuyo, no vuelvas á pedir.

31 Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también vosotros:

32 Porque si amáis á los que os aman, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores aman á los que los aman.

33 Y si hiciereis bien á los que os hacen bien, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores hacen lo mismo.

34 Y si prestareis á aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores prestan á los pecadores, para recibir otro tanto.

35 Amad, pués, á vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo: porque él es benigno para con los ingratos y malos.

36 Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.

37 No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados: perdonad, y seréis perdonados.

38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno: porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto á medir.

39 Y les decía una parábola: ¿Puede el ciego guiar al ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?

40 El discípulo no es sobre su maestro; mas cualquiera que fuere como el maestro, será perfecto.

41 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y la viga que está en tu propio ojo no consideras?

42 ¿O cómo puedes decir á tu hermano: Hermano, deja, echaré fuera la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga, que está en tu ojo? Hipócrita, echa primero fuera de tu ojo la viga, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.

43 Porque no es buen árbol el que da malos frutos; ni árbol malo el que da buen fruto.

44 Porque cada árbol por su fruto es conocido: que no cogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de las zarzas.

45 El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca bien; y el mal hombre del mal tesoro de su corazón saca mal; porque de la abundancia del corazón habla su boca.

46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que digo?

47 Todo aquel que viene á mí, y oye mis palabras, y las hace, os enseñaré á quién es semejante:

48 Semejante es al hombre que edifica una casa, el cual cavó y ahondó, y puso el fundamento sobre la peña; y cuando vino una avenida, el río dió con ímpetu en aquella casa, mas no la pudo menear: porque estaba fundada sobre la peña.

49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; en la cual el río dió con ímpetu, y luego cayó; y fué grande la ruina de aquella casa.