37 Y se levantó una grande tempestad de viento, y echaba las olas en el barco, de tal manera que ya se henchía.

38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y le despertaron, y le dicen: ¿Maestro, no tienes cuidado que perecemos?

39 Y levantándose, increpó al viento, y dijo á la mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y fué hecha grande bonanza.

40 Y á ellos dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?

41 Y temieron con gran temor, y decían el uno al otro. ¿Quién es éste, que aun el viento y la mar le obedecen?