Amor de Casal

9 Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.

10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; mas ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.

11 También si dos durmieren juntos , se calentarán; mas ¿cómo se calentará uno solo?

12 Y si alguno prevaleciere contra uno, dos estarán contra él; y cordón de tres dobleces no presto se rompe.


18 Y dijo el SEÑOR Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda que esté delante de él.


9 Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; has preso mi corazón con uno de tus ojos, con una gargantilla de tu cuello.


33 Así también haga cada uno de vosotros, cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer que tenga en reverencia a su marido.


14 Y sobre todas estas cosas vestíos de caridad, la cual es el vínculo de la perfección.


28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.

29 Porque ninguno aborreció jamás a su propia carne, antes la sustenta y regala, como también El Señor a su Iglesia;


2 ¡Oh!, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.

3 Por el olor de tus suaves ungüentos (Ungüento derramado es tu nombre), por eso las doncellas te amaron.


6 Ponme como un sello sobre tu corazón, como un signo sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duro como el sepulcro el celo; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.

7 Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre toda la hacienda de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarán.


6 Así que, no son ya más dos, sino una carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre.


5 Cuando tomare alguno mujer nueva, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año, para alegrar a su mujer que tomó.


15 He aquí que tú eres hermosa, oh compañera mía; he aquí que eres hermosa; tus ojos de paloma.

16 He aquí que tú eres hermoso, oh amado mío, y suave; nuestro lecho también florido.


22 El que halló esposa halló el bien, y alcanzó la benevolencia del SEÑOR.


18 Será bendito tu manantial; y alégrate de la mujer de tu juventud.

19 Como cierva de amores y graciosa gacela, sus pechos te satisfagan en todo tiempo; y en su amor andarás ciego de continuo, sin fijar tus ojos en nadie más .

20 ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la ajena, y abrazarás el seno de la extraña?


4 La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sin razón, no se envanece;

5 no es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa mal;

6 no se recrea de la injusticia, mas se recrea de la verdad;

7 todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.


22 y edificó el SEÑOR Dios la costilla que tomó del hombre, en mujer, y la trajo al hombre.

23 Y dijo el hombre: Esta vez, hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del Varón fue tomada.

24 Por tanto, el varón dejará a su padre y a su madre, y se allegará a su mujer, y serán por una carne.


15 ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de Espíritu? ¿Y por qué uno? Procurando simiente de Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y contra la mujer de vuestra mocedad no seáis desleales.