Família
15 Y si mal os parece servir al SEÑOR, escogeos hoy a quién sirváis; o a los dioses a quien sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; que yo y mi casa serviremos al SEÑOR.
6 Corona de los viejos son los hijos de los hijos; y la honra de los hijos, sus padres.
17 Mas la misericordia del SEÑOR desde el siglo y hasta el siglo sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos;
18 sobre los que guardan su pacto, y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
8 Oye, hijo mío, el castigo de tu padre, y no deseches la ley de tu madre;
9 porque aumento de gracia serán a tu cabeza, y protección a tu cuello.
9 Goza de la vida con la esposa que amas, todos los días que has de vivir en este lago de vanidad, que te son dados; todos los días de tu vanidad debajo del sol; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo en que trabajas debajo del sol.
27 Prepara tus labores de afuera, y disponlas en tu heredad; y después edificarás tu casa.
28 Y los bendijo Dios; y les dijo Dios: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
17 En todo tiempo ama el amigo; mas el hermano para la angustia es nacido.
4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
6 Instruye al niño en su carrera; aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
19 Honra al padre y a la madre. Y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
24 El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano.
1 (Las parábolas de Salomón.) El hijo sabio alegra al padre; y el hijo loco es tristeza a su madre.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean alargados sobre la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.
10 Todavía, hermanos, os ruego por el Nombre del Señor nuestro, Jesús, el Cristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, antes seáis perfectos, unidos en un mismo entendimiento y en un mismo parecer.
6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y acostado en la cama, y levantándote;
32 antes sed los unos con los otros benignos, misericordiosos, perdonándoos los unos a los otros, como también Dios os perdonó en el Cristo.
4 Y si alguna viuda tuviere hijos, o nietos, aprendan primero a gobernar su casa piadosamente, y a recompensar a sus padres, porque esto es lo honesto y agradable delante de Dios.
10 No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; ni entres en casa de tu hermano el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejano.
20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su Hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su Hermano al cual ha visto, ¿cómo puede amar a Dios que no ha visto?
27 Alborota su casa el codicioso; mas el que aborrece las dádivas vivirá.
20 Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la ley de tu madre;
2 Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no es manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que si él apareciere (en nosotros) , seremos semejantes a él, porque le veremos como él es.
3 Y cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica, como él también es limpio.
13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidieren de él?
24 Por tanto, el varón dejará a su padre y a su madre, y se allegará a su mujer, y serán por una carne.
8 Pero si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es peor que el que no creyó.
15 Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, también a mí se me alegrará el corazón;
31 Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesús, el Cristo, y serás salvo tú, y tu casa.
3 He aquí, heredad del SEÑOR son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.
4 Como saetas en mano del valiente, así son los hijos mancebos.
5 Dichoso el varón que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.
57 Sea con nosotros el SEÑOR nuestro Dios, como fue con nuestros padres; y no nos desampare, ni nos deje;
29 El que turba su casa heredará viento; y el loco será siervo del sabio de corazón.
1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo.
2 Honra a tu padre y a tu madre, (que es el primer mandamiento con promesa),
24 Mucho se alegrará el padre del justo; y el que engendró sabio se gozará con él.
15 ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti.
16 He aquí que en las palmas te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.
1 Canción de las gradas: de David. ¡Mirad cuán bueno y cuán suave es habitar los hermanos igualmente en uno!
33 Así también haga cada uno de vosotros, cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer que tenga en reverencia a su marido.
6 pero al principio de la creación, macho y hembra los hizo Dios.
7 Por esto (dice) dejará el hombre a su padre y a su madre, y se juntará a su mujer.
8 Y los que eran dos, serán hechos una carne; así que no son más dos, sino una carne.
9 Pues lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre.