Materialismo

26 Porque ¿de qué aprovecha al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? O ¿qué recompensa dará el hombre por su alma?


18 no mirando nosotros a lo que se ve, sino a lo que no se ve; porque lo que se ve, temporal es; mas lo que no se ve, eterno.


11 Las riquezas del rico son la ciudad de su fortaleza, y como un muro alto en su imaginación.


9 Asimismo también las mujeres, ataviándose de manera honesto, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, u oro, o perlas, o vestidos costosos,

10 sino de buenas obras, como conviene a mujeres que profesan piedad.


6 Pero gran ganancia es la piedad con contentamiento.


7 Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.

8 Así que, teniendo sustento y con qué cubrirnos, estemos contentos con esto.


36 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y pierde su alma?


16 Mejor es lo poco con el temor del SEÑOR, que el gran tesoro donde hay turbación.


17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas inciertas, sino en el Dios viviente, que nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos;


10 El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener , no sacará fruto. También esto es vanidad.


9 Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y en lazo, y en muchas codicias locas y dañosas, que hunden a los hombres en desctrucción y perdición.


8 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan de mi juicio;


5 Mortificad, pues, vuestros miembros que están sobre la tierra: fornicación, inmundicia, deleite carnal , mala concupiscencia, y avaricia, la cual es servicio de ídolos;


15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.


21 Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.


4 No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; mas la justicia librará de la muerte.


32 Y de la multitud de los que habían creído era un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo algo de lo que poseía; mas todas las cosas les eran comunes.


1 De más estima es la buena fama que las muchas riquezas; y la buena gracia más que la plata y el oro.


16 Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado; y adquirir inteligencia vale más que la plata.


19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;

20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan:


5 Sean las costumbres vuestras sin avaricia, contentos de lo presente (porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.)


21 Le dice Jesús: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.


5 ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas, como alas de águila, y volarán al cielo.


26 Hay quien todo el día codicia; mas el justo da, y sigue dando.


15 Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano.