Fraqueza
Defended al pobre y al huérfano: Haced justicia al afligido y al menesteroso.
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo.
Mi carne y mi corazón desfallecen: Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
El corazón alegre produce buena disposición: Mas el espíritu triste seca los huesos.
Echando toda vuestra solicitud en él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles.
Por lo cual me gozo en las flaquezas, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias por Cristo; porque cuando soy flaco, entonces soy poderoso.
Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.
Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto, mas la carne enferma.
Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza.
Abre tu boca por el mudo, En el juicio de todos los hijos de muerte.